jueves, 2 de junio de 2011

Pues no hemos cambiado mucho, no


Hace un par de años, con el Madrid de nuevo caído en semifinales, hubo un cambio de rumbo en la sección de baloncesto. O un intento al menos. Muchos de los jugadores que se habían dejado el corazón por anteriores proyectos, protagonistas de los últimos títulos del Madrid (Liga y ULEB), fueron defenestrados. Se buscó revolución y se hizo. Se cargaron a Hervelle, uno de los tipos que mejor supo interiorizar lo que era el Madrid, lo que representaba ese escudo. Se finiquitó a Raül López y a Mumbrú, porque había que traer gente nueva. Se buscó liquidar a Bullock y a Reyes, pero eso habría sido demasiado. Se faltó al respeto a la grada con todas aquellas decisiones, pero se las vistió de necesarias, dentro de un equipo al que se puso patas arribas. Absolutamente. Llegaron veteranos en la urgencia de alcanzar una Final Four y el primer año fue un sonoro fracaso. Una final de Copa del Rey, perdida de forma clamorosa. En las demás competiciones, agua.

Después vino Juan Carlos Sánchez, se largó Maceiras, que no fue capaz de reconocer abiertamente que había cometido errores en la planificación; no se supo explicar por qué un hombre como Kaukenas, que debía ser capital, acabó fuera de los play offs sustituido por , , que venía con el cartel de tener algún record de anotación en la semi pachanga que es muchas veces la D-League.

El esperpento empezó, o siguuió, después, en el verano de 2010, con el fichaje de Tucker (excelente jugador, pero nunca para el Madrid), la salida asquerosa, por parte del club, de un señor como Bullock... 

Luego sí, vuelve en un partido intrascendente con su nuevo equipo y el Madrid, por no seguir haciendo el ridículo, le da una maldita placa y una camiseta. Por esos tiempos, verano de 2010, la carrera de Velickovic, que empezó brutal en su primer otoño blanco, se encuentra varada. Nadie entiende por qué vive en el banquillo, como Vidal. Nole se resarce con la selección. Malo no es.

Y llegamos a marzo, pasa lo que todos sabemos, se pierde el rumbo y, visto lo visto, todavía no sé cómo, el Madrid se mete en la Final Four tras perder una nueva final de Copa. Allí , en Barcelona, se hace el ridículo, el equipo se escuda en que es joven y decide prolongar el cachondeo, del que tienen culpa todos, tanto los que se fueron como los que se quedaron, en todas las esferas, en las semifinales de la ACB.

El Bilbao, que no es precisamente un modesto del basket pero que no tiene el poder económico del Madrid, baila al equipo donde nadie responde en el banquillo. Begic, por el que se largó a Garbajosa, juega en el último partido para hacer el ridículo, Prigioni está de vuelta…Vidal no juega, nadie lo entiende, y muy pocos salvan la cara. El chiste con Velickovic sigue y juega 40 segundos. La progresión de Mirotic está cortada. Todo es un desastre. Y el Bilbao, que sí tiene referencias en el banco, hace lo que quiere. Otro proyecto más del Madrid lo fulmina Hervelle, sí Hervelle, con un canastón. Justicia poética. 

No hay más. El conjunto blanco tiene lo que se merece. Por hacer las cosas mal, por no mirar que gente como Hervelle es algo más que calidad. En 2009 se dijo que se cambiaban jugadores porque tampoco habían hecho nada del otro mundo. En 2011, salvo una Final Four milagrosa, nada ha mejorado apenas. Recuerden, los últimos títulos, de un tal Joan Plaza.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario